La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, reímos muy poco…
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos poco, amamos menos y odiamos mucho.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortas miras, de enormes ganancias económicas y precarias relaciones humanas.
Hoy en día hay mas casas con dos ingresos pero mas divorcios, casas mas lujosas pero hogares rotos.
Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, polvos de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque tus niños crecerán muy pronto y se alejarán de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centimo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente.
Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de coger de la mano a tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus ideas, lo que piensas. Comparte una taza de te
Y siempre recuerda:
La vida no se mide por el número de veces inspiraciones, sino por los extraordinarios momentos que nos lo dejan sin respiraciones.
Sentemonos a saborear, con serenidad, una taza de te. Un abrazo.
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